Capítulo XXIV. Del matrimonio y del divorcio
Capítulo XXIV. Del matrimonio y del divorcio
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IV. El matrimonio no debe contraerse dentro de los grados de consanguinidad o afinidad prohibidos en la Palabra de Dios. Ni pueden, tales matrimonios incestuosos, legitimarse jamás por ninguna ley humana ni por el consentimiento de las partes, para que tales personas vivan juntas como esposo y esposa. El hombre no debe casarse con ningún familiar de propia sangre, ni con un familiar de su esposa que sea la más cercana en sangre. La mujer tampoco debe casarse con sus familiares de su propia sangre, ni algún familiar de su esposo que sea el más cercano en sangre.
La frase final se quitó por una mayor subordinación a las leyes civiles del Estado.
A fin de cuentas, este era un asunto de interpretación, en armonía a la corriente histórica de la Iglesia.
Uno de los grandes valores de la Confesión de Fe de Westminster es su gran apego al cristianismo histórico.
El protestantismo actual se ha alejado profundamente del cristianismo histórico.
Especialmente desde el siglo XIX.